La tecnología es indispensable en nuestro día a día y ante la subida de precios debemos controlar su frecuencia de gasto.
En una situación de incertidumbre económica y con la continua inflación, ahorrar se ha vuelto una tarea más que complicada.
Mantener a raya gastos innecesarios en tecnología es una de las claves para que podamos conseguir ahorrar un poco. Esto no significa que por ello debamos adquirir lo más barato, ya que si el producto no cumple con lo que buscamos se convierte en un gasto inútil.
Reparar en lugar de comprar nueva tecnología
Muchas veces compramos por el hecho de que nuestro teléfono, tablet u ordenador tiene problemas de rendimiento. Si estos problemas tienen solución, es más inteligente reparar nuestro dispositivo a comprar un nuevo.
Una puesta a punto puede mejorar el rendimiento de nuestro dispositivo y alargar la vida útil del mismo. Restaurar el sistema operativo desde 0 y elegir mejor nuestras apps puede ser un cambio sencillo para darnos la solución.
¿Realmente necesitas un portátil?
Si a pesar de todo, queremos comprarnos un dispositivo nuevo, debemos valorar si la elección es la correcta. También debemos valorar si no estamos duplicando dispositivos. En muchas ocasiones muchas de las labores las podemos realizar con otro dispositivo, y, por tanto, la compra de uno nuevo no es necesario.
Con los teléfonos ocurre lo mismo. Muchas veces es más barato cambiar una pantalla rota que adquirir un nuevo teléfono. En otras ocasiones tan solo basta con hacer limpieza de aplicaciones para que nuestro teléfono vuelva a funcionar con rapidez.
Si queremos cambiar cualquiera de nuestros dispositivos por necesidad, conviene ser realista en el momento de la compra. Tener en cuenta el desembolso que hacemos, si dudamos o si realmente estamos seguros de que la compra será un acierto.
Fuente: La Vanguardia
