El sector cárnico está cada vez más concienciado y reclama, en mayor medida, la implantación de sellos específicos que aseguren el bienestar del animal.
La gran distribución es el último eslabón de la cadena agroalimentaria y juega un papel fundamental de prescripción de producto y de sus características. Es en ese punto de contacto donde entran en juego las certificaciones voluntarias. Estas demuestran el compromiso de las marcas con los valores de respeto y bienestar que demanda la sociedad. En este caso, se tratan de una producción respetuosa con el medio ambiente, la economía circular y, por supuesto, el confort de los animales.
Este es el motivo por el que grandes empresas han decidido desde hace años certificar con Aenor una gran variedad de productos de origen animal. Estos van desde carne de pollo, vacuno o cordero frescos, a leche, huevos o loncheados de cerdo.
Además de un valor competitivo añadido para las marcas de la distribución, estos sellos demuestran ante el público su compromiso con los valores que más le importan a la sociedad.
El bienestar animal es examinado a través de auditorías voluntarias
Entre los diferentes tipos de certificaciones de bienestar animal, el más extendido por su transversalidad es el sello Welfare Quality, explican desde Aenor. Además, está basado en la observación directa del animal, centrándose en cuatro aspectos: que esté sano, buen alojamiento, buen comportamiento y buena alimentación. «Es un certificado independiente, que se puede utilizar para todas las especies de animales, desde vacas a cabras pasando por gallinas o conejos», declaran.
Desde Aenor reconocen que esta nueva ola certificadora no ha hecho más que empezar y que las perspectivas de aumento de los sellos son grandes. Esto es debido a un aumento en la sensibilización de la población, que se ha dado cuenta de la necesidad de respetar a todos los animales. En este sentido, recuerda su portavoz, que «pronto veremos cómo proliferan los sellos específicos para cada especie animal. Ya han aparecido certificaciones específicas para especies marinas, como el atún y es cuestión de tiempo que se extiendan a otros productos.»
Fuente: elEconomista