Es muy habitual que cuando compramos el pan en una panadería nos lo envuelvan en un trozo o bolsa de papel.
En los supermercados ocurre algo similar, y es que en la zona de panadería nos ofrecen bolsas de papel personalizadas para envolver nuestros productos.
Por otro lado, el plástico es un material que se utiliza para conservar multitud de alimentos: comidas precocinadas, embutidos, frutas…Sin embargo, no todo el pan que adquirimos está envuelto en este material.
Por qué utilizamos una bolsa de papel
En el mercado existen muchas clases de pan con diferentes sabores, pero odas tienen algo en común. Estos alimentos deben consumirse en poco tiempo, de hecho, no debe superar los dos días. Si no se hace, el pan perderá su frescura y sabor. Cuanto más tiempo pasen al aire, las barras de pan se volverán más secas y duras.
La razón por la que este tipo de alimentos se envuelven en bolsas blancas de papel es muy simple: el papel permite que entre aire y toque el producto. A pesar de que este método puede favorecer que el pan se seque pronto, guardarlo en bolsas de papel también permite que la corteza del pan se mantenga crujiente, casi como el primer día.
Por qué no se envuelve en plástico
Almacenar el pan en bolsas de plástico también es algo corriente, pero suele utilizarse para panes de molde o de hamburguesas. Esto puede hacerse ya que a veces contiene conservantes que ayudan a que se mantenga fresco durante más tiempo. Al pan tradicional no le pasa eso.
El aire no puede atravesar este material, por lo que el pan de panadería se pone rancio, pudiendo aparecer moho en pocos días.
Si el pan tradicional se guarda en bolsas de plástico, la humedad propia del alimento se quedará en la propia bolsa. Por lo tanto, la corteza se ablandará y, aunque el pan aguante más tiempo fresco, el estado de la corteza no será el mismo que al estar recién comprado.
Fuente: La Sexta