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Biotecnología contra la crisis climática: cómo hacer que el tomate sobreviva casi sin agua

Revolucionando la agricultura en tiempos de sequía: científicos españoles desarrollan tecnología para hacer que las plantas sobrevivan sin agua.

En un avance significativo en la lucha contra la crisis climática, científicos españoles del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han desarrollado una tecnología que podría revolucionar la agricultura en tiempos de sequía. La innovación, que ha sido patentada en el Reino Unido, consiste en un aerosol que permite a las plantas retener agua en su interior, garantizando su supervivencia incluso si no reciben riego durante 20 días.

La clave de esta tecnología radica en una hormona llamada ácido abscísico (ABA), que controla la respuesta de las plantas al estrés por falta de agua. El aerosol emula esta hormona, modificando el ciclo de transpiración y permitiendo que las plantas retengan oxígeno y agua en su interior, similar a un cactus. Esto podría reducir el consumo de agua en los cultivos de regadío, que ha aumentado en un 65% en los últimos 25 años, a pesar de la sequía.

Sin embargo, la aplicación de esta tecnología enfrenta obstáculos legales en la Unión Europea, que prohíbe el uso de transgénicos y la ingeniería genética en la producción de alimentos. La Comisión Europea está estudiando una propuesta para modificar el marco legal, lo que podría tardar alrededor de dos años.

El proyecto, liderado por los investigadores Armando Albert de la Cruz y Pedro Luis Rodríguez Egea, es el resultado de 25 años de investigación. La empresa británica de biotecnología PBL Technology ha comprado la patente del fármaco, aunque los expertos del CSIC enfatizan que la rentabilidad económica no es la prioridad en este caso.

La propuesta de legalización de la edición genética en la Unión Europea ha generado críticas de organizaciones ecologistas como Greenpeace, que ven en esta tecnología un peligro para la salud de los consumidores y una oportunidad para que grandes multinacionales intervengan en el sistema alimentario.

Por su parte, los científicos defienden que esta modificación genética es mínima y ética, y que las ventajas son amplias al garantizar una opción barata y segura para producir alimentos ante la crisis climática. La técnica no introduce ningún gen externo en el ADN de la planta, evitando riesgos a la estabilidad de los genes y amenazas a la diversidad.

En resumen, este avance en biotecnología representa un paso significativo en la lucha contra la crisis climática y la sequía, ofreciendo una solución potencial para la conservación del agua en la agricultura. Sin embargo, su implementación depende de cambios en la legislación de la UE y enfrenta oposición de grupos ecologistas. La discusión en curso sobre la ética y la seguridad de la edición genética en la producción de alimentos seguramente continuará siendo un tema de debate en los próximos años.

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